La piel además de protegernos, es nuestra
cara al mundo, por eso es importante elegir los productos mejor diseñados para
cuidar de ella.
La clasificación de tipos de piel que
comúnmente escuchamos define la piel de acuerdo a las características que
diariamente vemos en ella. Estos tipos de piel son 4: piel normal, piel seca,
piel grasa y piel mixta, que afortunadamente podemos conocer -casi siempre- con
tan solo observar nuestra piel día con día. También consideramos una quinta
clasificación especial: piel sensible, de la que hablaremos más adelante.
Primero que nada debemos recordar que
nuestro tipo de piel no es necesariamente el mismo en todas las partes del
cuerpo, por ello al encontrar nuestro tipo de piel observaremos nuestra cara y
únicamente definiremos nuestro tipo de piel facial. También tendremos que
recordar que cuando descubrimos nuestro tipo de piel, nuestra piel continúa
siendo única y como tal es una combinación de características que pueden
cambiar por varios factores; es decir que no tenemos solo un tipo de piel, sino
una combinación de ellos de los cuales uno es predominante.
La piel.
La piel es la
estructura orgánica más extensa y externa de nuestro cuerpo. Entre sus
funciones principales está la de resguardar íntegros los órganos internos
protegiendolos de los agentes del medio ambiente, tales como bacterias,
sustancias químicas, polvos y temperatura. Por su función preservativa y
humectante se vuelve un regulador de la temperatura externa e interna de
nuestro cuerpo no permitiendo la salida de líquidos y sustancias necesarias
para mantener saludable e hidratado nuestro cuerpo. Es fuente productora de
vitamina D al ser expuesta a los rayos solares, así mismo es capaz de captar y
volverse un órgano receptor que facilita la comunicación de los órganos
internos con el medio exterior.
La extensión en el ser humano es de
aproximadamente de 2 metros cuadrados pesando entre 4 y 5 kilogramos con un
espesor de entre medio milímetro y cuatro milímetros según la región del
cuerpo.
Composición de la piel:
Está compuesta por tres capas
teniendo cada una su función específica.
La epidermis
es la capa más superficial de la piel la cual se renueva constantemente a
través de su proceso de descamación cuya duración es alrededor de cuatro semanas.
Formada por células llamadas
queratinocitos y melanocitos que producen melanina la cual le da el
color a la piel y la protege de los rayos solares, así también hay células de
Langerhans y linfocitos, que le dan protección contra hongos y
bacterias. La epidermis carece de vasos sanguíneos.
La dermis es la capa de la piel que
está debajo de la epidermis que contiene fibras elásticas de colágeno que le
dan a la piel la firmeza y elasticidad característica. En ella se encuentran la
estructura cutánea donde se alojan los vellos, uñas, glándulas sebáceas y
sudoríparas, así como las terminaciones nerviosas que hacen posible la
sensación de frío, calor, dolor y presión.
La hipodermis, es la capa subcutánea
que aparece a continuación de la dermis. Formada por vasos sanguíneos que
envían sangre a la dermis, adipocitos que almacenan grasa, así como fibras para
unirse tanto a la dermis como a los tejidos inferiores.
IMAGEN DE CAPAS DE LA PIEL.
Piel. (2021). Recuperado 19 de enero de 2021, de Wikipedia website: https://es.wikipedia.org/wiki/Piel [1] El contenido ha sido modificado y complementado respecto a la fuente original. Texto disponible bajo la licencia Attribution-ShareAlike 3.0 Unported, presione para ver la licencia completa en inglés. [2]